Negrito mío
Ellos no se enojan si no te levantás en mitad de la madrugada cuando te piden de comer...
Tampoco se ofenden si cuando estás apurado no les prestás atención cuando se cruzan entre tus piernas, haciéndote cariño...
Ni te recriminan si cuando se te suben al regazo para dormirse una siesta, buscando tu calor, los bajás porque en ese momento "no te pueden llenar de pelos la ropa"...
Ellos esperan, siempre esperan... otro momento en el que estés menos ocupado, o más de "entrecasa", o ya te hayas despertado...y nunca recuerdan esas cosas, sólo recuerdan que estás ahí para darte su cariño y pedirte lo mínimo, su alimento, que no sólo es la comida y el agua, sino que su mayor alimento son tus caricias y tu dedicación...
Y cuando se van "al cielo", te quedás pensando si les diste tanto como ellos a vos...
Ojalá.
Por qué será que uno los extraña tanto y no deja de recordarlos...?
Por qué será que ahora no me importa mi alfombra arañada ni sus pelos en mi ropa, ni que me despertara cada madrugada con sus maullidos para comer, con su inagotable hambre de gato gordo?
Quizá sea porque en ese momento en que se van, te das cuenta de lo que significa la palabra "incondicional", quizá porque son ellos, y sólo ellos, los animales, quienes con su mirada silenciosa te lo recuerdan cada día...